Teniendo
en cuenta que la Educación es una base fundamental en cualquier sistema
social, cabe resaltar la actual situación en la que se encuentra
nuestro sistema educativo, plagado de incongruencias, virajes
contradictorios y una desinformación crónica hacia estudiantes, familias
y el propio cuerpo docente.
Ante la actual problemática provocada por el virus COVID-19 las cosas han seguido el rumbo previsto, la Consejería de Educación del Principado de Asturias se ha visto superada por las circunstancias y ha optado por seguir un plan totalmente improvisado e ineficaz.
La poca información disponible ha llegado a familias y docentes a través de foros y comunicados sindicales antes que de la propia Consejería, la cual ha emitido informaciones a destiempo y carentes, en su gran parte, de las instrucciones necesarias para que el sistema educativo regional supere el bache en el que nos encontramos.
Es indignante la situación en
la que se encuentra el personal interino de Educación Secundaria, que a
día 3 de abril aún no conoce de forma oficial si las oposiciones de
2020 serán aplazadas o no, y, por ende, si se verán afectadas las de los
cuerpos de Infantil y Primaria de los años próximos. Por otro lado, los
estudiantes de Bachiller se encuentran en un limbo en el que la prueba
EBAU aún no está fechada.
Haciendo referencia a este último punto, nos encontramos ante una problemática de suma importancia. Si bien es cierto que algunos, como el Sindicato de Estudiantes se limitan, en su línea alejada de un conocimiento pedagógico válido, a proponer soluciones carentes de toda lógica, como es la suspensión de la prueba, es el deber de la propia Consejería garantizar a los estudiantes un acceso a sus estudios superiores justo y proporcional a las circunstancias. Podemos afirmar que es de extrema urgencia informar a los propios alumnos acerca de la fecha en la que realizarán la prueba.
La única medida propuesta para garantizar una continuidad del curso académico consiste en la enseñanza telemática, ciertamente utópica teniendo en cuenta las peculiaridades de nuestra comunidad. Si bien es cierto que se han prometido garantías para que la medida se lleve a cabo, resulta fácil adivinar que éstas resultaran totalmente ineficaces en ciertos puntos de nuestra geografía y provocaran un desfase curricular insalvable entre las diferentes materias que cursan los alumnos asturianos. Además de estas condiciones, los centros de Educación Especial, como siempre, se han visto excluidos del plan trazado. Como podemos ver, se trata de un intento fallido, de una serie de palos de ciego que la Consejería da sin ningún fin claro.
No podemos eludir, en este marco de abandono educativo, un nombramiento a los estudiantes universitarios. Encontramos entre ellos, por un lado, un descontento y una incertidumbre provocados por la falta de recursos proporcionados para continuar su formación o por la ineficacia de estos, por otro lado, un cuerpo docente que es incapaz de, en su totalidad, seguir las enrevesadas directrices propuestas. El día a día no hace más que mostrar profesores incapaces de trabajar de forma telemática, rectores que elogian sus propios fallos, consejos de estudiantes que eluden su propia movilización y alumnos que exigen, además de material y clases a distancia que realmente hagan posible su formación, una serie de medidas que, siendo acordes con la situación excepcional que vivimos, garanticen una igualdad respecto a las previas promociones, ayuden a la consecución de sus prácticas y tengan en cuenta las matrículas presenciales pagadas a lo largo del curso 2019-2020.
Por todo esto, exigimos una gestión educativa transparente, que busque como fin único el beneficio de los alumnos y los docentes, que informe a su debido tiempo de cuestiones de vital importancia como lo son las anteriormente citadas y que, en definitiva, garantice una formación digna y eficaz.
¡DEFIENDE LA EDUCACIÓN!
Ante la actual problemática provocada por el virus COVID-19 las cosas han seguido el rumbo previsto, la Consejería de Educación del Principado de Asturias se ha visto superada por las circunstancias y ha optado por seguir un plan totalmente improvisado e ineficaz.
La poca información disponible ha llegado a familias y docentes a través de foros y comunicados sindicales antes que de la propia Consejería, la cual ha emitido informaciones a destiempo y carentes, en su gran parte, de las instrucciones necesarias para que el sistema educativo regional supere el bache en el que nos encontramos.

Haciendo referencia a este último punto, nos encontramos ante una problemática de suma importancia. Si bien es cierto que algunos, como el Sindicato de Estudiantes se limitan, en su línea alejada de un conocimiento pedagógico válido, a proponer soluciones carentes de toda lógica, como es la suspensión de la prueba, es el deber de la propia Consejería garantizar a los estudiantes un acceso a sus estudios superiores justo y proporcional a las circunstancias. Podemos afirmar que es de extrema urgencia informar a los propios alumnos acerca de la fecha en la que realizarán la prueba.
La única medida propuesta para garantizar una continuidad del curso académico consiste en la enseñanza telemática, ciertamente utópica teniendo en cuenta las peculiaridades de nuestra comunidad. Si bien es cierto que se han prometido garantías para que la medida se lleve a cabo, resulta fácil adivinar que éstas resultaran totalmente ineficaces en ciertos puntos de nuestra geografía y provocaran un desfase curricular insalvable entre las diferentes materias que cursan los alumnos asturianos. Además de estas condiciones, los centros de Educación Especial, como siempre, se han visto excluidos del plan trazado. Como podemos ver, se trata de un intento fallido, de una serie de palos de ciego que la Consejería da sin ningún fin claro.
No podemos eludir, en este marco de abandono educativo, un nombramiento a los estudiantes universitarios. Encontramos entre ellos, por un lado, un descontento y una incertidumbre provocados por la falta de recursos proporcionados para continuar su formación o por la ineficacia de estos, por otro lado, un cuerpo docente que es incapaz de, en su totalidad, seguir las enrevesadas directrices propuestas. El día a día no hace más que mostrar profesores incapaces de trabajar de forma telemática, rectores que elogian sus propios fallos, consejos de estudiantes que eluden su propia movilización y alumnos que exigen, además de material y clases a distancia que realmente hagan posible su formación, una serie de medidas que, siendo acordes con la situación excepcional que vivimos, garanticen una igualdad respecto a las previas promociones, ayuden a la consecución de sus prácticas y tengan en cuenta las matrículas presenciales pagadas a lo largo del curso 2019-2020.
Por todo esto, exigimos una gestión educativa transparente, que busque como fin único el beneficio de los alumnos y los docentes, que informe a su debido tiempo de cuestiones de vital importancia como lo son las anteriormente citadas y que, en definitiva, garantice una formación digna y eficaz.
¡DEFIENDE LA EDUCACIÓN!