Nuevo reparto de alimentos a las familias españolas gijonesas que ayudamos.
Es denigrante observar como las instituciones obvian por completo los
derechos humanos de los españoles más desfavorecidos, dejándolos en un
segundo plano. Es más fácil desahuciar a un español que dejar de acoger a
quién nos imponen, dado que, ayudar a un autóctono no genera el voto
fácil y demagogo que les interesa a los políticos de turno.
De nuevo, estamos contentos de contemplar como nuestra ayuda
sirve de estímulo a niños, ancianos, trabajadores y jóvenes para poder
sobrevivir y obtener fuerzas para seguir luchando contra este mundo
decadente que les ha tocado vivir.