
Cada año más de 140.000 inmigrantes llegan a España con contratos de trabajo, mientras tanto, las tasas de paro indican que más de un 40% de los parados son jóvenes españoles menores de 25 años. La cifra de españoles en el extranjero también aumenta cada año, es decir, estudiantes y trabajadores formados en España se ven obligados a emigrar por falta de expectativas y oportunidades. Estos datos demuestran una clara sustitución demográfica de los pobladores autóctonos por inmigrantes que llegan a España cada año.
Por tanto en primer lugar, España no está capacitada para sostener tasas tan altas de inmigración sin que afecte a su economía. Las consecuencias de esto serían devastadoras; desorganización y reducción de los servicios, desplazamiento de la mano de obra local, crecimiento desorganizado de las zonas urbanas, proliferación de negocios ilícitos, aumento de la delincuencia…
En la última década el número de presos encarcelados en nuestro país ha aumentado un 70%. Los internos de nacionalidad española han crecido en unas 10.700 personas, un 29% con respecto a tiempos anteriores, por otro lado el número de presos extranjeros ha aumentado en 18.100 personas, lo que se traduce a un 228%. Actualmente más de un 60% de los presos encarcelados en España son extranjeros. Si contamos con que la población extranjera en España supone aproximadamente un 11,4% de la población, hablamos de un de un grado muy alto de delincuencia entre la población extranjera.
Mucha gente intenta contrarrestar lo anterior con el discurso de que la inmigración supone un rejuvenecimiento de la sociedad, mano de obra, consumidores... se escuchan frases como “los inmigrantes vienen a hacer los trabajos que no quieren los españoles”, “los inmigrantes trabajan más por menos dinero” “Vienen a pagarnos las pensiones” etc. Efectivamente, traer inmigrantes es bueno para el capital, para sostener el sistema capitalista actual, y beneficia al consumismo, pero como ya hemos demostrado no es bueno para la sociedad. El hecho de que los inmigrantes acepten trabajos por salarios más reducidos que no aceptan los españoles, solo supone un empobrecimiento de la población, los españoles estaríamos obligados a igualar esas condiciones para trabajar y tirar al traste por lo que han luchado generación tras generación nuestras familias y ancestros. Respecto al rejuvenecimiento de la sociedad, los gobiernos no deberían buscar la solución en la inmigración, si no en poner todo su empeño en incrementar la natalidad de los españoles. España es el país de la Unión Europea con la tasa de natalidad más baja (1,32 hijos por mujer, para asegurar la permanencia de una población es necesario estar por encima del 1,7), somos el país más envejecido de Europa, y seguimos sin políticas decididas a afrontar el problema. Mientras tanto los medios de comunicación se encargan de convencer a nuestros jóvenes de que no tengan hijos, y los que quieren tenerlos no saben si podrían mantenerlos.

En el terreno legal sus progresos obtienen cada vez más resultados en las grandes ciudades de Europa, filtrándose en la política y aprovechándose de las leyes en su beneficio. En Londres han progresado tanto que ahora son mayoría, Mohamed es el nombre más común, el Islam es la nueva religión de Londres y un musulmán ha conseguido la alcaldía de la capital. Suecia se ha convertido en la capital de las violaciones debido a la ola de refugiados. Países como Italia, Reino Unido, España, Francia, Alemania… todos amenazados por el terrorismo Islámico, mientras tanto los gobiernos y medios de comunicación controlados por el sionismo internacional siguen fomentando y defendiendo el multiculturalismo y la legalización de los sin papeles. Más de 158.000 inmigrantes han arribado las costas de nuestro país en estas dos décadas, y otros 12.000 han muerto intentándolo. Mientras nuestros gobiernos sigan ofreciendo papeles, evasión de impuestos, trabajo… la cifra de muertos seguirá subiendo, las mafias seguirán beneficiándose del negocio de las pateras, y nuestro dinero seguirá derrochándose en intentar acabar con ellas a través de la fuerzas de seguridad del estado, mafias habitualmente relacionadas con el narcotráfico; prostitución, drogas… Estas mafias se encuentran un paso por delante de las fuerzas de seguridad, solo cuando cometen algún error la policía y la Guardia Civil son capaces de detener alguna de sus operaciones. El tráfico de droga en España genera casi 16 millones de euros de beneficio al día. Cada vez son más los jóvenes que consumen estas drogas llegadas desde otros países.

Los problemas en sus países de origen no terminarán gracias a la inmigración si no que se trasladarán a los países europeos, en África se registran hasta un 23% de los nacimientos al año en todo el mundo, a pesar de las circunstancias sus tasas de natalidad están muy por encima de las nuestras, y las políticas migratorias actuales benefician su expansión por Europa. Es decir, mientras estas políticas se mantengan y su población siga en aumento a un ritmo desorbitado, es una cuestión de años que los europeos sean una minoría en sus propios países. Esto no solo acarrea problemas económicos, si no conflictos ideológicos, terrorismo, delincuencia, guerras… Europa dejará de ser Europa tal y como la conocemos. El futuro de nuestra cultura y nuestros hijos está en juego. La revolución contra el sistema es imposible sin un sentimiento de pertenencia. El concepto de la familia tradicional está siendo destruido, nosotros debemos de evitarlo.