Aquí tenemos a José Manuel G. S., que ha sido juzgado esta mañana por intentar matar a su expareja en el camping de Cudillero, en agosto del año pasado. Fue paracaidista y se confiesa amante y conocedor de las armas. En cambio, sus preferencias políticas le acercan a la ultraizquierda, y se ha movido en los círculos red-skin antifascistas. A Lirian R. R., su expareja, la conoció en Turín y vivieron un tiempo en Roma, antes de regresar a Asturias, con la familia de ella. Dice tener una novela escrita y haber empezado otra antes de que fuese detenido tras viajar desde Guadalaja a Asturias con la intención confesa en aquel momento de matar a la mujer. Ella asegura que sus ataques de ira eran incontrolables, que no trabajaba y que la controlaba de forma asfixiante, siguiendo sus pasos. Celoso enfermizo, los forenses aprecian en él rasgos psicopáticos.
Cuando le detuvieron, se mostraba frío y tranquilo y repetía que la
Guardia Civil había hecho un buen trabajo, porque iba a matar a su
expareja, y volvería a intentarlo en cuanto estuviese libre, porque le
daba igual ir a la cárcel. En la vista de esta mañana ha señalado que
era eso precisamente lo que buscaba, porque su vida se había ido al
garete. No tenía un duro, ni trabajo y la mujer que le había mantenido
hasta ese momento, Lirian, ya no estaba dispuesta a seguir con él. la
respuesta fue un acoso creciente, y amenazas de que mataría a los padres
de ella, incluso a su hijo.
Con esta noticia queda retratada una vez más la izquierda radical Antifascista, aquella que defiende el feminismo como forma de intentar sumar adeptos a sus filas y que luego en la práctica solo piensa en matar y perseguir a la mujer.
Con esta noticia queda retratada una vez más la izquierda radical Antifascista, aquella que defiende el feminismo como forma de intentar sumar adeptos a sus filas y que luego en la práctica solo piensa en matar y perseguir a la mujer.